¿Cuántas veces has decidido realizar un cambio en tu vida y no has llegado a ninguna parte?, ¿qué debes hacer para controlar algo que falla en tu vida y no volver a fracasar? Continúa leyendo para darte respuesta a estas y otras cuestiones que seguramente te has planteado sobre los hábitos.

Un hábito consiste en interiorizar una determinada conducta de manera que se realice frecuentemente. Se integra en nuestra mente para automatizarla ahorrando planificar una secuencia de tareas y, por tanto, energía. Además podemos llegar a vincular dicho hábito a un determinado momento o circunstancia que es lo que denominaríamos costumbre o rutina.

No todos los hábitos tienen porqué ser sanos y saludables. Podemos tener hábitos saludables, como lavarnos los dientes después de cada comida, practicar ejercicio físico frecuentemente u otras rutinas de autocuidado; o algunos que perjudiquen nuestra salud, como fumar, procrastinar (dejar las cosas para otro momento) o tomar excesivos alimentos calóricos o azucarados. Hay otros hábitos negativos que no se perciben conductualmente ya que toman la forma de pensamientos y pueden ser tanto o más peligrosos para nuestro bienestar. Entre ellos se encuentran la autocrítica constante, el perfeccionismo absoluto o el empeño en controlar cosas que se escapan de nuestro control.

Lo importante es que, al igual que interiorizamos un hábito, podemos cambiarlo o introducir uno nuevo. El tiempo necesario para interiorizar un hábito y, por tanto automatizar dichas conductas, puede variar considerablemente en función de la motivación que tengamos para modificar dicho hábito, su complejidad y el número de repeticiones que le dediquemos al día o la semana.

De esta manera, tareas fáciles, en las que estemos motivados y que practiquemos frecuentemente, se interiorizarán antes que tareas complejas, menos atractivas y en las que la práctica sea menor. Por norma general y según diversos estudios, los plazos pueden variar entre 18 y 254 días, pudiendo extenderse si las repeticiones no se llevan a cabo de forma regular.

Para interiorizar y automatizar un hábito es adecuado seguir una serie de pautas:

  1. Planificar el día para comenzar.
  2. Organizar un horario regular para practicar.
  3. Realizarlo progresivamente: inicialmente hacer lo más sencillo e ir incrementando la dificultad.
  4. Buscar fuentes de motivación y tener clara y recordar nuestra meta.
  5. Perseverar.
  6. Y repetir, repetir y repetir.

A parte del beneficio primordial (nuestro objetivo) del porqué convertir esa conducta en un hábito, existen otros beneficios secundarios igualmente interesantes como: una mayor sensación de autocontrol en nuestro entorno, mayor seguridad en nosotros mismos, mayor grado de autonomía, evitar o minimizar conflictos o problemas, favorecer la predicción de situaciones y consecuencias, etc. Por todo ello, te animamos a que comiences a instaurar, en forma de hábitos, aquellas cosas que quieras cambiar en tu vida.

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